Cada uno de nosotros en pequeña o a gran escala siempre nos trazamos unos objetivos que queremos cumplir, algunos movilizan y tiene pequeños impactos y otros lo hacen de manera radical, sin embargo, pasamos por alto estos conceptos que deben estar presentes en todo momento de la ejecución de estos objetivos.
Primero y lo más importante, es tener presente que No competimos con nadie, con estos objetivos sólo construimos conscientemente una mejor versión de nosotros mismos.
Ya decía Elizabeth Gilbert que las ideas llegan a nosotros y si no nos hacemos cargo de ellas, estas siguen su camino para que alguien más si se haga cargo, así es como se manifiesta la energía, por ello algunas veces vemos que hay personas que quieren conseguir lo mismo que nosotros, y esto nos da a pensar que es mejor observar los progresos de otros para comprobar nuestro propio avance, así sabremos cómo vamos.
Pues hay que olvidarse de ellos, ya que son nuestras metas, ideas y sueños, no las de ellos. Si tenemos la tentación de seguir el ritmo de los demás en lugar del nuestro, terminaremos frustrándonos. Lo que importa no es lograr el objetivo antes, sino llegar a la realización.
Y en lo que tenemos que concentrarnos es precisamente en ese paso a paso que nos llevará a la meta que nos hemos marcado, en lugar de mirar lo que hacen los demás.
La segunda clave está en generar varios objetivos pequeños que no uno demasiado grande.
En los objetivos ya sean de corto, medio o largo plazo suelen aparecer imprevistos a los que nos tenemos que enfrentarnos según vayan surgiendo. Si los dividimos en varias tareas más pequeñas, podremos solucionar de una manera más efectiva y eficaz los problemas con los que nos encontremos.
Además, esto permite que la sensación de éxito que nos queda según vamos avanzando y resolviendo las tareas e imprevistos sea mayor, adicionalmente esto evitara sentirnos desbordados si afrontamos los problemas uno a uno pues no permitirá reconocer el avance real del objetivo. Esta estrategia permitirá tener mayor paciencia y control sobre nosotros mismos.
A pesar de dividir el objetivo en tareas más pequeñas y administrables, el resultado puede tardar más de lo que pensamos, así que dentro de esta estrategia incluyo la recomendación de Sostenernos y no desfallecer, eso sí haciendo los debidos controles.
Frecuentemente nos planteamos un objetivo y le definimos en una frecuencia de tiempo, ajustándonos a las buenas prácticas de la definición de objetivos “SMART” sin embargo llegados a este punto que hemos definido y no hemos obtenido el resultado, muchas veces entramos en negación y nos damos por vencidos, lo abandonamos, probablemente estando muy cerca de alcanzarlo.
Algunas veces simplemente lo abandonamos y otras veces reaccionamos y nos justificamos diciendo, “tal vez era demasiado complicado”, “era un objetivo muy ambicioso” o “… quizás requería más esfuerzo del que yo pensaba”, abortar la acción no sucede porque sea imposible de lograrlo, sino porque abandonamos antes de tiempo.
Cuando nos planteamos el objetivo es vital y de suma importancia ser sinceros con nosotros mismos y saber que todo lleva su tiempo, “Roma no se construyó en un día”, ¿has oído esa frase?
Pues sí, lo que realmente se requiere es ir monitoreando el avance y logro del objetivo, en algunos casos es probable que sea más del que creíamos al principio y en otros sea mucho menos, esto lo determinan las acciones y el compromisos que tengamos con el mismo, la perseverancia es fundamental.
La perseverancia nos ayuda a vencer los obstáculos que en un principio nos parecen no tener solución o son imposibles de superar, es por eso por lo que aquí interviene la habilidad del pensamiento paralelo como mecanismo para solucionar las dificultades. ¿Ya habías oído de esta estrategia?, ¿Sabes cómo desarrollarlo?
La verdad puede que tengamos que lanzarnos varias veces hasta que demos con la opción correcta y logremos nuestro objetivo, lo cierto es que vale la pena si estamos convencidos de lo que queremos para nosotros y la conexión que tengamos con ese objetivo.
La tercera estrategia y por extraña que parezca es divertirnos, tomar un tiempo para recuperar energías.
Si llegamos al punto de sentirnos desbordados por los problemas que surjan en el desarrollo del objetivo, ese es el aviso de alerta máxima que llego la hora de tomar un tiempo para desconectar, ya sea descansando y recuperando energías o simplemente realizar otra tarea que no se encuentre relacionada con tu objetivo que permita recargar fuerzas y energía.
No hay que obsesionarse ni autoexigirse con obtener los resultados ni presionarse más de la cuenta para lograrlos, ya que, en vez de generarle un beneficio a los resultados esperados, lo que realmente estamos es cultivando una estrategia para cometer errores por querer avanzar de prisa y terminarlo rápido. Recuerda el conocido refrán “Vísteme despacio que voy deprisa”
Si lo estamos haciendo bien y los resultados se están dando, aumentar el ritmo sólo nos hará perder el foco. Por eso viene muy bien tomar estos espacios de alejarse un poco para mirar la situación y el desarrollo del objetivo con perspectiva.
Otro punto a favor que tiene esta estrategia durante el avance y desarrollo del objetivo es que así no nos agotaremos de manera innecesaria, nuestros esfuerzos estarán enfocados en lo realmente importante.
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